En la página web de corredors.cat he leído tan buenas crónicas, que me produce un cierto respeto el comenzar la mía. No por el peligro de repetirme sobre los sentimientos vividos y ya comentados por el resto de maratonianos, pero si que es difícil intentar relatar con un punto de originalidad, algo que a medida que lees otras crónicas, ves que ya ha sido explicado. Pero bueno, aquí va mi historia para el que la quiera leer.
Mi entrenamiento, ¡para variar!, ha sido muy atípico. Ni siquiera he hecho 780km en las 12 semanas que he dedicado a la Maratón. Pero el rendimiento no podía haber sido mejor. Marca personal bajando 3’20” la anterior marca y a las puertas del sub3h15’.
El día de la maratón comenzó de una manera un tanto extraña. Le comenté a Dani que no tenía la sensación de estar a punto de realizar una maratón, sino que era una carrera más, más larga que las demás, pero en mi mente estaba totalmente desmitificada la distancia y los nervios eran nulos. Salir así, de partida, podía ser peligroso si eso me hacia ir a un ritmo demasiado elevado, así que me concentre en intentar respetar al máximo el objetivo. (Como buen gaseosa -y por suerte- no lo hice ni en el primer Km)
Poco después de pasar por un lavabo “improvisado”, Meep, Dani y servidora, nos dirigimos hacia nuestro cajón para evitar aglomeraciones. Ellos dos iban a salir a un ritmo unos segundos más lentos que yo, aunque ambos saben de sobras que en pocas maratones volveré a ir yo por delante de ellos.
Poco antes de la salida la gente se va animando, los globos comienzan a elevarse y al poco comenzamos nuestra andadura. Intento buscar una buena posición y me animo viendo que en mi cajón no hay excesivos agobios, aunque también paso a gente que se que no bajaran de 4h y en cambio salen en cabeza.
Antes de pasar el primer Km. llegan hasta mí los compañeros Meep y Dani que han salido mas rápido de lo previsto como buenos gaseosas pero en breve nos separamos ya hasta la llegada a meta.
El recorrido me parece muy agradable en los primeros km’s y veo que mi ritmo, aun siendo mas elevado de lo que esperaba, me permite ir muy sobrado de cardio. Mi objetivo era hacer marca y para ello me bastaba con 4’43” el km. Pasé el primer 5000 a 4’41” y mi corazón decía que iba a 141 ppm de media, así que ya muy pronto decidí arriesgar un poquito más y subir el ritmo. En el km6 me tomo mi primer gel. El siguiente me tocara en el 18, y aun guardo uno más para el 30. Así que ahora solo queda disfrutar mientras se pueda.
Paso a Thierry que va gozando del ambiente como pocos. Me comenta que más adelante están Jorfer, Gorka y Sergi, así que ya tengo algo con que distraerme y voy a ver si los encuentro. Poco después llego hasta nuestra maravillosa “claca” animadora. Aunque sabia que estarían poco después de pasar cerca de nuestro hotel, hacia quilómetros que las buscaba entre el publico. Es reconfortante saber que tienes amig@s esperándote y que están esperando para animarte. Las escucho antes que verlas, saludo para la foto, y a seguir corriendo con una sonrisa aun mas grande en la cara.
Segundo 5000 a 4’37” y ahora ya estoy en la zona cardiaca que quería (hacia el 87% de mi FCMax). El ritmo deja de preocuparme porque me veo muy bien, me limito a seguir corriendo y a hidratarme en todos los avituallamientos y controlar que el pulso no se dispare. No recuerdo el Km., pero veo a Sergi y poco a poco me voy acercando a el. Nada más alcanzarlo me dice que siga y aunque hacia rato que buscaba compañía decido seguir a mi ritmo y lo que hago es localizar a un corredor muy alto que va unos 50m por delante mío y me voy acercando a el. Una vez llegué hasta este corredor, nos pasamos casi el resto de la maratón codo con codo. Ahora tiraba yo, ahora lo hacia el. Lástima que no miré su dorsal en ningún momento y sigue siendo para mi uno de los casi 40000 corredores anónimos de aquel día
En este tramo del 10000 hasta la media disfruto como nunca lo había hecho en ninguna carrera. Voy mirando las caras del público. Voy aplaudiendo a las bandas de música. Hay momentos que me dan ganas de llorar de alegría por el ambientazo tan impresionante.
El ritmo sigue siendo más rápido de lo esperado y paso los 2 siguientes 5000 en 4’36” y 4’34”. Mi corazón sigue diciendo que me queda margen, pero aun no he pasado la media y decido regular un poco pero sin irme por encima de los 4’40”. Paso la media en 1h37’21”, a 4’37” y empiezo a pensar en arriesgar más de lo previsto. Quedan muchos km's, pero se que desde el 20 hasta el 28, aunque imperceptiblemente, vamos subiendo. Y del 28 hasta casi el 38 es un recorrido favorable; como que llevo un cojín suficiente de segundos, me digo de subir el pulso un poquito y así mantener el ritmo objetivo y no pasar de 4’43” en el tramo de “subida”. La “subida” es tan imperceptible que el elevar un par de pulsaciones por minuto me hace pasar el 25 a 4’36” y el 30 a 4’35”. Aquí empiezan a sonar alarmas en mi cuerpo. Noto avisos de calambres en cuadriceps, gemelos, soleos...cada uno a su bola, así que ahora dudo entre si frenarme un poco o seguir aprovechando lo bien que me siento de cardio y de cansancio general para tirar en la "bajada". Sobre el 30 paso a Gorka, lo veo tocado, lo saludo, pero no puedo hacer nada para animarlo y sigo a un ritmo inimaginable para mí cuando llego al km35. Este último 5000 lo hago a 4’36”. He tenido algún que otro aviso de calambre y viendo que hago marca personal con la gorra, me centro en el objetivo de ser sub3h15’. Hago números y calculo que manteniéndome a 4’41” bajo de 3h15’ ahora si que pongo el freno de mano. Del 35 al 40 clavo este ritmo, 4’41”
¿Craso error? No lo se, tal vez debería haber arriesgado un poco mas a pesar de que del Km. 30 al 40 he ido al 89% de mi FCMax, pero aun me quedaba algo de fuelle.
La cuestión es que en la penúltima curva, ya pasado el 40, pasamos por un tramo adoquinado. No me lo esperaba y estaba apretando fuerte para echar en los 2km finales todo lo que me quedaba en la recamara. Nada mas impactar con los adoquines noto que el isquio izquierdo quiere rebelarse. Bajo el ritmo.
Mucho;
todo el mundo empieza a avanzarme y mi isquio no mejora.
Intento algo tan ridículo como estirar mientras corro llevando la pierna izquierda bastante estirada sin detenerme.
No funciona.
Corro encorvándome para adelante para intentar así estirarlo un poco y que no se agarrote, pero cada vez va a peor. Hago la última curva, veo un trozo de la puerta de Brandeburgo allí al fondo y lo primero que pienso es:
¡No llego!
En este punto paso de la forma de correr ridícula, a la patética, pues me aprieto con la mano el isquio para intentar que no se agarrote del todo, pero sigo corriendo. Por un momento siento rabia de ver que no llegare sin pararme...pero esta rabia solo dura unos instantes, me acerco a una valla, miro que no venga nadie inmediatamente detrás mía y estiro con mucho cuidado (al cuadriceps no le gustaba contraerse mientras el isquio se estiraba y amenazaba con agarrotarse también).
En aquel preciso instante, mirando hacia el suelo, intentando relajar mi isquio, me doy cuenta de que estoy parado en uno de los km’s mas bellos de de una de las mejores maratones del mundo y empiezo a dejar de preocuparme. Miro al público como animan a los corredores. Miro a los corredores como pasan a mí alrededor; algunos me lanzan miradas de ánimo, otros necesitan más ánimos que yo todavía.
Es como el anuncio, hice un kitkat en el 41 y me sirvió para relajarme, quitarme tensión, y al mismo tiempo el isquio comienza a hacer lo mismo.
La gente hace rato que me grita que solo queda un Km., que no me pare, y poco a poco comienzo a caminar. El isquio también vuelve a decirme que NO y antes de que se vuelva a encalambrar decido volver a estirar. Ahora no lo dejaré hasta que esté seguro que puedo hacer el Km. que me queda sin pararme.
He perdido 1’ estirando y con el mis esperanzas de bajar de 3h15’, pero deja de importarme. Ahora toca pasar la puerta de Brandeburgo y disfrutar de lo que queda de carrera y así lo hago. Vuelvo a correr, vuelvo a mirar al público, paso al lado de las gradas mirando a derecha e izquierda, viendo las caras de la gente que grita y aplaude...y ya está todo echo.
A unos metros tengo la meta, paso por el arco de la izquierda, paro el cronometro con una sonrisa de oreja a oreja y me quedo remoloneando a ver llegar a cuantos mas correcats pueda, mejor.
domingo, 12 de octubre de 2008
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